domingo, 31 de julio de 2016

Abrir o no abrir el Mar Menor

Los científicos rechazan el dragado de las golas para que aumente el intercambio de agua en la laguna

Embarcación de vigilancia de la Consejería de Agua, Agricultura y Medio Ambiente en la zona norte del Mar Menor, el viernes. FOTO: PABLO SÁNCHEZ

Medio Ambiente recurre a un experto en hidrodinámica de Canarias para descifrar los procesos internos del ecosistema

Eugenio Fraile Nuez lidera las investigaciones del volcán submarino de la isla de El Hierro

Un enorme tapón de arena tiene casi incomunicado el Mar Menor con el Mediterráneo por su extremo norte. En los ‘esculls’ entre Veneziola y Punta de Algas apenas hay ahora un palmo de profundidad cuando lo normal es que existiera un metro, lo que está reduciendo al mínimo el intercambio de agua. Un contratiempo añadido para un ecosistema que se encuentra al límite por la explosión de fitoplancton que mantiene sus aguas verdosas desde hace unos meses.Pero la solución no es tan sencilla como dragar las golas –hay cinco en la laguna– para que entre agua desde el exterior y ‘limpie’ el exceso de nutrientes. 


El Mar Menor es un ecosistema singular en el que la vegetación y la fauna acuáticas están adaptadas a unas condiciones hipersalinas, por lo que abrir de par en par las puertas al Mediterráneo sería algo así como destapar la caja de Pandora. La laguna se ‘mediterranizaría’, quedando expuesta a la invasión de especies foráneas, entre otras afecciones incontroladas, además de que no hay garantías de que fuera la solución definitiva, explica a ‘La Verdad’ el Servicio de Pesca de la Comunidad Autónoma. Esta posibilidad se ha debatido en reuniones entre técnicos de la Consejería de Agua, Agricultura y Medio Ambiente y científicos del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y las universidades, aunque los investigadores tienen claro que no se debe dar ese paso. Mantener la salinidad es innegociable, según su criterio.

Colmatación natural

La colmatación de esa zona es un proceso natural, aunque históricamente se dragaba para mantener las Encañizadas. Por lo que no debe buscarse ahí el problema del Mar Menor, mantienen los científicos. Lo que es innegable es que la principal comunicación entre la laguna y el mar mayor es desde hace años el Canal del Estacio en lugar de las golas de Veneziola.

Otro contratiempo: hay poca información sobre los procesos internos del Mar Menor. Y, junto a evidencias como que la construcción de puertos y diques ha alterado la dirección de las corrientes y el régimen de sedimentación, también hay datos contradictorios: como que, pese a que las vías de intercambio de agua con el Mediterráneo están cada vez más colmatadas, el periodo de reposición de la laguna ha bajado. Es decir, que si sus aguas tardaban un año en renovarse totalmente, ahora ese plazo es menor, según estudios recientes. 

¿Qué hacer entonces? Descifrar cómo funciona un espacio natural que ha sufrido importantes modificaciones por la acción humana en las últimas décadas. Una decisión que acaba de tomar la Consejería es encargar un estudio de hidrodinámica al IEO que estará dirigido por Eugenio Fraile Nuez (Gran Canaria, 1976), científico titular de este centro de investigación en su sede de Tenerife y experto en procesos oceánicos. Autor de más de treinta artículos en revistas internacionales de gran impacto y participante en más de treinta proyectos científicos, actualmente lidera las investigaciones del volcán submarino de la isla de El Hierro. También es asesor del Consejo Nacional de Seguridad Marítima en Riesgo Vulcanológico Submarino y Oceanografía Física.

El objetivo de este informe es analizar las corrientes y la sedimentación, así como medir las entradas de agua y la renovación hídrica de la laguna. Una información necesaria para tomar decisiones que ayuden a curar el Mar Menor. Avanzar en el conocimiento científico de la laguna no producirá resultados a corto plazo, admiten los responsables de la Consejería de Agua, Agricultura y Medio Ambiente, pero ayudará a no cometer más errores y a garantizar la conservación del humedal en el futuro.

Detener los vertidos agrícolas cargados de nutrientes que desembocan a la laguna por la Rambla del Albujón es el afán inmediato, junto con la instalación de filtros verdes que ayuden a depurar de forma natural los efluentes. Un dato para la esperanza: el Servicio de Pesca ha detectado síntomas de mejora en la calidad del agua en algunos puntos, como el Carmolí, donde la turbiedad ha descendido notablemente.

(Publicado en 'La Verdad' el 31 de julio de 2016) 

No hay comentarios:

Publicar un comentario